Matriz, Madre Tierra
Práctica taoista:
El Yin de la Tierra en tu útero
A imagen y semejanza las mujeres nos regeneramos como la Madre Tierra cuando nos permitimos el reposo, el descanso profundo, “el barbecho”.
Siento que, en una sociedad basada en la productividad, en el “eterno hacer”, hay pocos espacios para honrar la quietud, el silencio y la receptividad. Todas estas cualidades están nombradas en el taoísmo y en las prácticas de Qi Gong como aspectos femeninos o Yin de la energía. La medicina oriental siempre nos habla del equilibrio del Yin Yang para el bienestar y la longevidad. En la Naturaleza esta armonía sucede constantemente en los ciclos día-noche, en las estaciones, en el propio oleaje del mar…
Aquí cabe preguntarnos, a modo de revisión amorosa, -siempre remarco la inutilidad del juicio- si actuamos como mujeres “yanguinizadas: siempre en acción” o si nos permitimos ser Tierra, ser matriz, ser receptividad.
Mi deseo con este artículo es facilitar una práctica taoísta sencilla donde la arcilla nos guíe hacia la integración.
La preciosa cita del Dr. Jürg Reinhard da aún más sentido a esta propuesta:
“A través de la arcilla, suministrada como proceso, el organismo vuelve a ser la vasija moldeable que acoge al alma y espíritu.”
Indicaciones para realizar la práctica taoista «El Yin de la tierra en mi útero»
¿Qué necesitas?
- Arcilla roja (Puedes conseguir la en una herboristería o directamente de la tierra).
- Una infusión calentita de Mielenrama (Achillea millefolium) o Manzanilla (Chamaemelum nobile) para hacer el emplasto. En caso de no disponer de plantas medicinales, la propia orina también es sanadora.
- Una toalla vieja
- Una manta si quieres cubrirte
- Tiempo sagrado (sin interrupciones ni aparatos electrónicos cerca).
Para mezclar la arcilla con el líquido escogido, utiliza siempre utensilios de vidrio, cerámica o madera (nada de metal). Si puedes, energiza la arcilla media hora antes al sol, dejándola sobre un plato o bol expuesta a sus rayos y calor.
Integración y descanso
Una vez hayas preparado el emplasto, colócalo en la zona de tu útero, cubriéndolo con una toalla vieja (ya que quedará manchada).
Túmbate con la cabeza en dirección suroeste para reforzar a nivel del Feng Shui la dirección Tierra del Pa kua (rueda de las direcciones según la energética taoísta) durante al menos 30 minutos. Tómate este tiempo de descanso profundo en el Yin de la conexión con la Tierra en tu vientre. Tápate con una manta o si es verano puedes tumbarte al sol (cuidando que no sea en las horas del mediodía para no quemarte la piel).
Si la arcilla te ha quedado muy seca o pegada, puedes utilizar agua para sacarla. Si tienes jardín puedes entregar esta arcilla de nuevo a su origen o puedes guardarla para ofrendarla cuando vayas a la Naturaleza.
Más información sobre las propiedades de la arcilla
La arcilla es un remedio universal, ancestral y al alcance de todas; es curioso que a veces vayamos tan lejos a buscar remedios cuando los tenemos bajo nuestros pies. Esta tierra medicinal, rica en minerales y oligoelementos, se forma gracias a la descomposición de las rocas arcillosas, que ocurre con la corrosión del viento y el agua. De este proceso surgen arcillas de diferentes colores, texturas y con diversas propiedades según el lugar donde se formaron.
Sus propiedades son principalmente antinflamatorias, antisépticas y con un gran poder regenerador de todo el organismo. A nivel emocional nos llevan al ritmo pausado de la Tierra y nos facilita la conexión con nuestro cuerpo.
Este texto fue publicado en la Agenda 2020 Naturaleza Femenina